De los sueños a las imágenes

Siempre tuve sueños muy vívidos. De esos que parecen películas: lugares imposibles, escenarios que no existen en la realidad pero que en mi mente se sienten tan reales como cualquier recuerdo. Muchas veces despierto con la sensación de haber estado en otro mundo, en un espacio que nadie más conoce.

Uno de esos sueños era un tobogán en el medio del mar. Absurdo, inexplicable, pero también hermoso. ¿Cómo contar algo así con palabras sin que se pierda la fuerza de la imagen?

Ahí fue cuando empecé a acercarme a la inteligencia artificial generativa. No como una herramienta fría, sino como un puente. Una manera de darle forma a esos universos internos que siempre me acompañaron, pero que hasta entonces quedaban atrapados en mi cabeza.

La creatividad siempre fue parte de mí: imaginar, inventar, buscar nuevas formas de ver el mundo. Con la IA encontré un aliado inesperado para transformar esos sueños en imágenes. Ahora no solo los recuerdo, también los puedo mostrar, compartir y darles vida fuera de mi mente.

Generar imágenes se volvió casi un diario visual. Cada creación es una forma de explicarme a mí misma, de conectar con mis ideas y de invitar a otros a entrar en esos mundos oníricos que me habitan.

Quizás ese tobogán en el mar nunca existió. Pero ahora puedo verlo, y ustedes también. Y tal vez ahí está lo mágico: que lo imposible, por un momento, se vuelve real.

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