creatividad + tecnología
En estos días se habla mucho de cómo la inteligencia artificial nos está volviendo más “tarados”, más lentos para pensar o para crear. Y, sin embargo, mi experiencia es todo lo contrario.
Para mí, la IA no es un atajo para evitar pensar, sino una puerta hacia lugares donde sola nunca hubiera llegado. No reemplaza mi imaginación, la expande. Es una herramienta que me permite explorar fronteras inimaginables de mi mente y dar forma a lo que antes quedaba atrapado en un sueño, en una idea suelta o en una sensación difícil de describir.
Siempre fui curiosa hasta lo obsesivo. Me fascina aprender sobre cualquier tema, neurología, tecnología, arte, cualquier cosa que se me ocurra… y la IA me da el espacio para preguntar, experimentar y traducir esa curiosidad en imágenes, videos o conceptos.
Creo que todo se reduce a una cuestión de responsabilidad. No es la herramienta la que define el uso, sino la persona detrás de ella. En mi caso, la IA no me vuelve menos creativa ni menos humana. Al contrario: me obliga a hacerme mejores preguntas, a ser más precisa, a imaginar con más claridad lo que quiero ver y transmitir.
Si algo aprendí es que la creatividad no desaparece con la tecnología. Se transforma, se multiplica y encuentra nuevas formas de expresión. Y yo elijo usar la IA como un aliado para seguir explorando, aprendiendo y creando mundos imposibles.